Producción avícola sin antibióticos promotores de crecimiento: Transición hacia una estrategia más sostenible
Durante muchos años, los antibióticos promotores de crecimiento (APC) han sido una herramienta clave en la producción animal, especialmente en sistemas intensivos de crianza de aves y cerdos. Su uso ha estado orientado a mejorar el rendimiento zootécnico, aumentando la ganancia de peso y optimizando la conversión alimenticia.
- Sin embargo, la creciente preocupación por la resistencia antimicrobiana ha llevado a revisar críticamente esta práctica, impulsando cambios significativos en los modelos de producción.
Impacto de su retirada en el rendimiento animal
Investigaciones recientes han demostrado que eliminar los APC puede conllevar una disminución de hasta un 3,5% en la eficiencia alimenticia en pollos de engorde. No obstante, en ciertas condiciones productivas, esta reducción no implica necesariamente un impacto negativo considerable.
Preocupación por la resistencia antimicrobiana
El verdadero dilema surge cuando se considera que los APC se administran en dosis muy bajas y de forma prolongada, sin un fin terapéutico, lo cual podría favorecer el desarrollo de resistencia bacteriana. Aunque no hay evidencia directa que vincule esta práctica con efectos clínicos en ambientes hospitalarios humanos, varios países ya han prohibido su uso con fines no médicos, y otros están en proceso de hacerlo.
Entendiendo los mecanismos de acción de los APC
El entendimiento sobre cómo actúan los APC ha avanzado notablemente en las últimas décadas. Su efecto no se limita simplemente a la inhibición de bacterias patógenas; también se ha observado que reducen procesos inflamatorios intestinales, modulan el microbioma y favorecen la absorción de nutrientes al mejorar la integridad de la mucosa intestinal.
- Estudios como los de Niewold (2007) y Cho et al. (2012) han demostrado que muchos antibióticos utilizados como promotores tienen propiedades antiinflamatorias y que su impacto va más allá del control bacteriano.
La salud intestinal como eje del nuevo enfoque
Este conocimiento ha sido clave para el desarrollo de estrategias alternativas. La salud intestinal ha pasado a ocupar un lugar central en este enfoque. Actualmente, se define como la capacidad del intestino para mantener una microbiota equilibrada, una barrera mucosa funcional, una respuesta inmune efectiva y un óptimo proceso digestivo.
- Con esta definición como base, se han desarrollado múltiples soluciones que buscan sustituir el efecto de los APC sin generar consecuencias negativas para el rendimiento animal.
Alternativas nutricionales a los APC
Entre estas alternativas, destacan:
- Probióticos: microorganismos vivos que equilibran la microbiota y fortalecen el sistema inmune.
- Prebióticos y postbióticos: compuestos que estimulan el desarrollo de bacterias beneficiosas o actúan directamente sobre el epitelio intestinal.
- Simbióticos: combinación de probióticos y prebióticos que ofrecen efectos sinérgicos.
- Fitogénicos: extractos vegetales con propiedades antimicrobianas, antioxidantes y antiinflamatorias.
- Ácidos orgánicos: que ayudan a controlar bacterias patógenas y estabilizan el ambiente intestinal.
- Enzimas: que mejoran la digestión y reducen la inflamación intestinal.
Diseño personalizado de programas sin APC
El éxito de estas alternativas depende de una correcta planificación nutricional y del diseño de programas adaptados a cada etapa productiva. A diferencia del uso de un solo APC durante todo el ciclo de vida del ave, las soluciones actuales requieren ser personalizadas. Ignorar este detalle puede llevar a inversiones poco efectivas o a resultados inconsistentes.
- Para alcanzar los efectos deseados, es necesario integrar varios productos y adaptarlos a las condiciones de cada lote y sistema de producción.
Bioseguridad: pilar fundamental de la producción sin antibióticos
Un aspecto clave en este nuevo paradigma es la bioseguridad. Sin ella, incluso el mejor programa nutricional puede fracasar. La bioseguridad implica establecer medidas preventivas que eviten la entrada y diseminación de agentes patógenos dentro de las granjas. Esto incluye:
- Control de acceso de personas y vehículos
- Desinfección rigurosa de instalaciones
- Manejo adecuado de residuos y cadáveres
- Monitoreo sanitario constante
- Control de vectores como roedores e insectos
Estas prácticas reducen significativamente el riesgo de enfermedades y permiten que las estrategias nutricionales funcionen con mayor eficacia, sobre todo en sistemas sin uso rutinario de antibióticos.
Conclusión: hacia una avicultura responsable y eficiente
La transición hacia una producción avícola sin antibióticos promotores de crecimiento no solo es posible, sino también necesaria. Requiere un enfoque integral que combine nutrición inteligente, gestión sanitaria y disciplina en las prácticas de manejo.
- Al adoptar estas estrategias, el sector avícola puede mantener la eficiencia productiva, asegurar la salud animal y responder a las crecientes exigencias en cuanto a inocuidad y sostenibilidad.
- El futuro de la avicultura responsable dependerá, en gran medida, de nuestra capacidad para adaptarnos con ciencia, innovación y compromiso.
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